Demasiada gente en el Perú está complacida trabajando muchas horas por poco pago. Lo peor es que prolongan esa situación por mucho tiempo. Pasan los meses y luego pasan los años y las personas parecen inmovilizadas.

El problema comienza desde la juventud. Demasiada complacencia y poco afán de progreso. Luego, con los hijos viene la cautela y muchos y muchas prefieren lo seguro aunque lo seguro no alcance. La gente se mueve poco y entonces las empresas no se ven obligadas a mejorar sus propuestas salariales.

Igual ocurre con los independientes. Muchos trabajan demasiadas horas para cumplir con las urgencias de sus clientes pero su pago es muy bajo. Y, aunque no lo crean, una mayoría de pequeños empresarios vive en la misma situación: un huevo de horas laborales por una nada de ingresos.

¿Pueden cambiar las cosas? Sí. Es mucho más importante usar el cerebro que la resistencia física. No existe ningún mérito en sacar el diario trabajando doce o catorce horas diarias.

Las preguntas que una persona se tiene que responder son ¿Cómo puedo organizarme para lograr producir el dinero que necesito en menos tiempo? ¿Qué tengo que hacer para hacer más rentable mi tiempo? A veces, incluso, hay que replantear todo el negocio o cambiar de rubro.

Demasiada gente desarrolla ideas de negocio poco rentables. Creen buscar independencia pero por hacer las cosas a la loca lo único que consiguen es la esclavitud.

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