Un adulto que no hace números suele sufrir en su vida económica. Está expuesto a que lo engañen o lo estafen.

Una persona que no suma ni resta nunca, tiene claramente una discapacidad frente a la que sí lo hace. También la tienen quienes renuncian a multiplicar o dividir o a usar la regla de tres.

En el Perú son muchos los que tienen el cerebro numérico flojo o vacío. Siempre me pregunto cómo es que puede ser. Se declaran negados y punto.

No les importa ya tener 20 o 30 o 40 años, se niegan a corregir la deficiencia o a sanar el trauma.

¿Fue la escuela la que se especializó en amputar la capacidad cerebral ante los números? ¿Fue la casa? ¿Dónde se jodió este peruano?

¿Quieres crecer como empresario sin usar la calculadora? #Notepases.

Sígue a DIEMPRESA en facebook y en el twitter sígueme como @elinfantejuan